Mes: junio 2011

¿Y el valor?

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Nadie me habló del valor. Ni a mí ni al resto nos dicen lo importante que es el valor. Hay que tener valor para vivir la vida que quieres vivir y no otra. Nos hablaron del trabajo, sí, pero no nos enseñaron a apreciar la temeridad. Tal vez porque nuestros padres también fueron unos cobardes, trabajadores cobardes. Para dejar de ser un pelele movido de las consecuencias que conllevan los azarosos episodios de tu vida y ser tú el que los elija y controle, tienes que rebelarte contra ella y mostrarle quién manda. Y un acto de rebelión es necesariamente un acto valeroso. Conmigo casi se aplicaron más en enseñarme a temer. El temor y el miedo son eficaces para conservar la vida, pero no para vivirla. No hay nada que requiera más valor que llenarse de vida, que es algo así como sorber un agujero negro: algo capaz de entrar por tu boca para luego, al instante de estar dentro de ti, engullirte y explotarte. Joder, las agallas que hay que tener para dejarse quemar por dentro por efecto de la vida. Yo ahora creo que nunca las podré reunir.

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Si John Lennon hubiese caído en todo esto tal vez hubiese admitido que la vida no siempre tiene por qué ser “aquello que te va sucediendo mientras estás ocupado en hacer otros planes”. ¿Veis?, ocupación, trabajo, pero no habla de valor. Eso le faltó. Sin embargo, otro John, John Updike, sí llegó a descubrir su importancia. Por eso supo poner en boca de Harry Conejo, su personaje más famoso, estas palabras: “si tienes agallas para ser tú mismo la gente te respeta”. Y que la gente te respete es un buen síntoma de que la vida va cómo tú quieres.

Yo también soy 15M

Como parte del #15m me declaro una persona pacífica y condeno radicalmente todo tipo de violencia: la de los violentos infiltrados en nuestras manifestaciones, y la del Estado, que ha causado más dolor y heridos. Además, condeno la manipulación mediática que enfatiza la información sesgada, parcial o errónea con el propósito de demonizar a los ciudadanos.

Si me manifiesto en la calle es porque:

  • Mi participación como ciudadano se ha reducido a votar a listas cerradas cada cuatro años para ver cómo los representantes de los ciudadanos no respetan lo prometido en su programa.
  • Se hacen leyes a favor de grupos de interés en vez de hacerlas a favor del conjunto de la sociedad.
  • Se invierten recursos públicos para ayudar a minorías poderosas, y no a quienes están pasando situaciones desesperadas ocasionadas por la especulación financiera.
  • Los grandes partidos están más preocupados por mantener su poder que por ofrecer soluciones para superar esta crisis histórica.
  • Está a punto de firmarse un “Pacto del Euro” que consiste fundamentalmente en medidas para reducir la inversión pública en servicios esenciales.
  • Desde diferentes órganos del estado se ha insultado a los ciudadanos, e incluso se ha justificado el recurso a la violencia contra manifestantes pacíficos.

Como parte del #15m, acepto y respeto la diversidad ideológica del movimiento. Cuando participo en una manifestación no reclamo un régimen o una ideología en concreto, ni un modelo social no democrático, ni la eliminación de los partidos o los parlamentos. Lo que reclamo es una democracia mejor y más humana que, entre otras medidas, necesita urgentemente:

  • Cambios en la Ley Electoral para permitir una mejor y más directa representación de los ciudadanos en los parlamentos y una mayor participación ciudadana en las decisiones importantes.
  • Aprobación de una Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública para obligar a la publicación en formatos adecuados y reutilizables de todos los gastos, decisiones y reuniones con grupos de presión por parte de funcionarios y cargos públicos.
  • Tolerancia cero a la corrupción de candidatos y cargos públicos, y controles ciudadanos para la exigencia de responsabilidad política.
  • Separación clara, real y efectiva de los poderes del estado.
  • Control fiscal efectivo de grandes fortunas y operaciones financieras; eliminación de privilegios fiscales a cargos electos.
  • Políticas encaminadas a solucionar de forma efectiva los problemas hipotecarios y de vivienda.
  • Servicios públicos de calidad, fundamentalmente salud, justicia y educación.
  • Eliminación de las leyes que permiten el control administrativo de Internet. La red ha demostrado ser esencial para la libertad de expresión y para responder al peligro de manipulación mediática.

Si estás de acuerdo, aprópiate del texto y divúlgalo.

 

Musa

He aquí una experiencia capaz de profundizar en la sensibilidad del escritor de tal forma, que, como si se tratase de una semilla, de ella nacerá la necesidad vírica de escribir. De crear algo con palabras que se le parezca, que copie burdamente esta imagen, que la desenfoque con imprecisiones pero que aún así consiga provocar algo parecido a lo que el escritor y único testigo de la experiencia sintió al ir a parar frente a ella.

Un banco de un vagón de metro de cuatro asientos en el que sólo hay sentada una mujer. Una mujer cuya belleza se movía alegremente en una suave curva que toma la edad entre los veintitantos y treintaytantos. La madurez de su expresión, del tono de su mirada, de las líneas que surcaban delicadamente cerca de su boca, se agarraba del brazo de su piel fina y clara, su pelo castaño, la firmeza de sus miembros y daban vueltas y saltos en una danza perfecta. Tenía ojos castaños, mirada oblicua, nariz recta y prominente. El maxilar algo abultado empujaba sus labios. Sus cejas, cuidadas, eran dos líneas rectas que recibían una inflexión de ángulo y localización adecuados. Sus brazos y piernas eran rectos y delicados y huían de la delgadez.

 Iba de noche, con un vestido rojo de cuerpo entero que al sentarse había dejado sus rodillas al descubierto, y que cuando se fue a levantar más tarde demostraría ser el mejor compañero para su suave cintura, a la que realzaba sin transformar su naturaleza. Además, también contribuía en la parte superior. Y con una separación equivalente precisamente a la que había entre el centro de sus pechos se disponían dos botones dorados que iniciaban sendas columnas que se alargaban descendiendo dos botones más. No llevaba medias. Sus pies quedaban a la vista dentro de unos zapatos ligeros de tacón grueso y corto. Sobra decir que eran unos pies bonitos.

Estaba sentada con las piernas cruzadas. Sus manos, también cruzadas, descansaban en su regazo. Miraba a su alrededor como con miedo, sin atreverse a posar su mirada más de unos segundos en ningún lado. Tenía cierto aire de inocencia y algo en sus ojos brillaba como si una amenaza se cerniese sobre ellos, como los de un cachorro animal recién nacido. Parecía consciente de lo hermosa que era y lo peligroso que esto puede ser en el metro de una gran ciudad por las noches. Eso la hacía aún más rara y preciosa.

Se levantó y se giró hacia la puerta. Una huella rojiza había aparecido en la parte posterior de la rodilla derecha, debido a la presión de la otra rodilla al descansar una pierna sobre la otra todo el trayecto. Se paró el vagón, se abrieron las puertas, y esa marca rojiza, que ya se iba, es el fin de esta experiencia.

Pá gustos los colores

Estoy leyendo Cosecha Roja y quería rescatar este fragmento.

«Parecía estar diciendo la verdad, aunque esto no quiere decir siempre gran cosa cuando se trata de mujeres, sobre todo de mujeres con los ojos azules.»

Bonita frase, ¿verdad? Personalmente cambiaría el color. Yo pondría negros. Tengo una gran debilidad por los ojos de algunas mujeres de ojos negros. Por supuesto que los verdes, azules y grises, tan bien valorados por la mayoría de la gente, me llaman la atención y me atraen. Pero la oscuridad infinita de unos buenos ojos negros de mujer es la excusa perfecta para decir que uno está enamorado. Y también para cualquier otra cosa, si se quiere.  Como por ejemplo no fiarse de lo que su dueña dice. Es curioso que piense esto mientras leo Dashiell Hammett, porque creo que mi predilección empezó leyendo otra novela negra, El Cadáver Fugitivo. Qué pena que perdiese el libro.