Mes: abril 2010

Otros tiempos

Mi hermano mayor se va a casar y tuvimos que escribir una carta en la que se contemplasen los momentos más memorables de su infancia y parte de juventud. Con esa carta después se hará una canción que un amigo de la familia de la novia cantará. Todo esto, claro, no lo saben los novios. Y si alguien está pensando que es un poco chorra le doy la razón.
Como me esperaba, al final me tocó a mí redactar la carta y eso que soy el que menos años he compartido a su lado. Y aunque la finalidad sea una chorrada (o por lo menos un poco) la verdad es que lo agradezco, porque al final me resultó muy bonito eso de escribir acerca de mi hermano mayor, a quien no cambiaría por nada de este mundo ni de ninguno que pueda imaginar.
Y la verdad es que a veces, sin darnos cuenta, nosotros mismos creamos cosas que nos llegan al corazón. Como este párrafo y en especial la última frase:

Alonso es una persona bastante impaciente porque Amanda y Alicia agotaron toda la paciencia que tenía cuando era pequeño. Al ser el mayor, se veía obligado a aguantar estoicamente los chinches y las bromas de las otras. Hasta que les daba un grito, o una patada, y las dejaba más suaves que un guante. Menos mal que aún así y todo se guardó un poco de paciencia para el último.

Bueno, es muy posible que a vosotros os dé igual esto. O puede que no tanto, si tenéis un hermano/a mayor.

P.D. Esto no es más que algo con lo que entreteneros un poco mientras finalizo una parrafada-post que puede que cause sorpresa y con la que incluso me puedo hacer mis primeros enemigos por aquí.

Comprender

Creyó que entender la escritura como un trabajo era lo mejor para escribir, porque la escritura es un trabajo. Después pensó lo mismo de la pintura. Después de las mujeres, de los amigos, de la familia, de la vida. Y jamás terminó un libro, o un cuadro, ni tuvo mujeres, ni hijos, ni llegó a vivir.

Antes de acostarme

Es curioso, extraño y natural que siempre que estoy terminando un trabajo para clase a altas horas de la noche piense «la próxima vez acuérdate cuando aún sea de día de lo que te escocerán los ojos si dejas hasta el último momento lo que tienes que hacer. Como te están escociendo en estos momentos.», y que sin embargo, una vez empezado un nuevo día, con otro trabajo por entregar y olvidado el escozor de ojos, no me acuerde.

Es curioso, extraño, natural y, he de añdir, delicioso, que siempre quiera escribir algo a altas horas de la noche, cuando he terminado un trabajo postergado hasta el último momento. Y eso que ya empiezo a sentir escozor hasta en los dedos.